Primer Plano

¿Es tan cool ser Batman?

¿Estarían menos protegidos un par de amantes en sus camas, si Batman, de repente, desapareciera de las azoteas? Si, Batman no mata, pero se mata a sí mismo poco a poco.

No sé si alguien ha sentido la necesidad de preguntárselo antes. El traje es cool, estar en el umbral más alto posible de la condición física humana, ciertamente es genial supongo que debe ser genial… Ser millonario (aparentemente sin límites) supera por mucho a la «tranquilidad financiera» que te da el recibir un salario mensual. Ser un playboy, podría completar el perfil de la fantasía macho alfa de hace unas décadas y en temas más prácticos, el dominio extenso de cuanta arte marcial se haya inventado, es una habilidad deseable en las calles y aceras de cualquiera de nuestras ciudades. Agreguemos a la mezcla el ser un tipo de muy buen ver y con un coeficiente intelectual y habilidades deductivas que podrían avergonzar a los genios de nuestra generación. El batipaquete también ofrece un mayordomo personal 24/7 (quien también está entrenado en el uso extensivo de tecnología ultra moderna, por cierto).

Entonces, creo que la pregunta debería responderse sola y yo dejar de escribir esto. Después de todo, Batman ha sido mi superhéroe favorito desde siempre, el único humano que no precisa de super poderes para codearse, e incluso liderar, a una banda de semidioses compuesta por amazonas, extraterrestres todo poderosos, velocistas, ictosapiens y seres de la más variada índole. Un simple humano, elevado por voluntad propia al punto máximo de las capacidades….

Por si fuera poco, el tipo pareciera tener algo digno de admirar para cada una de las edades que uno pueda atravesar. Así, la niñez se encandila con sus prodigiosos juguetes, la adolescencia hormonal se pone verde de envidia con su desfile de mujeres y hazañas físicas y la adultez, bien podría verse seducida por el dinero.

…Y sin embargo.

Algo, pequeño al principio, no deja de rasguñar por ahí con la constancia de un gato (o gata envuelta en látex, ya que estamos aquí). Algo que, ya bien digeridos todos los pluses del ser Batman, comienza a manifestarse y me dice, que también conviene ver más allá de los minutos gloriosos de vida pública de un personaje ficticio. Por ejemplo, el hecho de que, como seguramente ya han apuntado psicólogos y escritores en mucho mejores artículos, Batman no es un hombre que se disfraza de superhéroe, sino un vigilante que se camufla de hombre normal. Bruce Wayne es la verdadera máscara, socialmente funcional, para alguien cuya única motivación en la vida, es vengarse cada noche, todas las noches, de quien sea que él dictamine castigable, con el fin de apaciguar el dolor de haber visto morir a sus padres frente a sí.

El código del hombre murciélago establece claramente el No Matar, pero es un millonario que, lejos de relajarse y disfrutar, construyó para sí una misión que, si lo pensamos, no tiene fin, pues siempre habrá criminales de poca monta, mientras que los supervillanos existen precisamente, para justificar la existencia de un tipo vestido de negro que patruya las calles en busca de algo, mientras los demás van al cine, cenan o hacen el amor con sus parejas, ignorantes de que alguien, allá afuera «los proteje». ¿Estarían menos protegidos un par de amantes en sus camas, si Batman, de repente, desapareciera de las azoteas? Si, Batman no mata, pero se mata a sí mismo poco a poco.

En la película «Justice League» (si, ya sé que dividió a muchos), hay una escena en particular que me encanta. Luego de una pelea, la Mujer Maravilla le ayuda a Batman a quitarse el traje. Él, claramente lastimado, le sirve un trago a la amazona (genial detalle) y se ponen a hablar como dos personas normales. Ella, conciente de sus heridas, le pregunta que cuánto tiempo cree que podrá hacer lo que hace, a lo que él sin dudarlo le contesta: «Apenas puedo hacerlo ahora». Me pareció tal vez, uno de los momentos más honestos de todas las historias de Batman. Ese y cuando, en la igualmente divisoria «Batman vrs Superman», Alfred le dice al hombre murciélago que, «incluso usted, master Wayne ya es demasiado viejo para morir joven».

Sinceros, entre amigos

En algunos cómics y series y películas animadas, Batman llega a viejo. No sólo eso, sino que es un roble de la tercera edad, capaz aún de impartir castigo físico, casi como en sus mejores días. Pero esta versión geriátrica de nuestro héroe, continúa sumido en las sombras, en la soledad de su baticueva o ingrimo en su inmensa mansión. Le han escrito un hijo sí, también un matrimonio, pero nunca un final feliz.

Estoy muy consciente, de que tanto dolor, tortura y oscuridad es la razón de ser del personaje. Alguien que tuviera algo más valioso que la venganza, fácilmente dejaría ese estilo de vida. Esto lo expresa muy bien Christopher Nolan en la última entrega de su trilogía, la más «realista» de las historias de Batman (y en esta ocasión, también a través de Alfred, quién pareciera ser nuestra conciencia, instalada en este universo ficticio): Michael Caine hace uso de su expertise actoral para dar vida a la escena en la que, muy conmovido, el mayordomo le cuenta a su jefe sobre su fantasía de topárselo algún día en un café y verlo, desde lejos, disfrutando la vida tranquilo y feliz, junto a su esposa.

¿Es cool ser Batman? El de los 60’s que surfeaba y bailaba A-go-go, ese que nunca sangró, ni vió más maldad que la de los planes cómicos de sus archirivales semanales, probablemente les diga que es la gran vida. Tanto el Batman oscuro de los cómics de Miller, como el realista de la trilogía de Nolan, podrían estar en desacuerdo.

A estos no les iba tan mal

¿Es cool ser Batman? Sé que es impresionante verlo en acción. Las historias, el arte, la estética y la música lo son. Ciertamente es un genial escape para nuestro lado oscuro y otras fantasías de justicia, violencia y acción. Ayudaría bastante tener algunas de sus ventajas, o como le dicen ahora «privilegios». Hipócrita sería no admitirlo. Pero creo que, con todo y mi admiración hacia el personaje, paso. Ya he perdido a alguien, también tengo por quien vivir. Ya he sentido la panza adolorida tras una noche completa de risa y comida con mis mejores amigos y amigas. ¿Identidad secreta? ¿Quién de nosotros no tiene una?

Si, le han dado muchas formas al personaje

Como siempre, cuando se trata de arte, de cine y de vida, no hay respuesta correcta; y como en esta ocasión no hay Batman al cual acercarle un micrófono para una entrevista (y sabiendo que a diferencia de Superman, él no tiene una reportera que le haga de relacionista pública y no le dio entrevista ni a Vicky Vale), creo que será una pregunta abierta para que quien me haya querido leer la responda.

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