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Rocketman: Reseña o Cuando el público se eleva.

Rocketman es un viaje surreal por la vida y música de Elton John

La multitud llena el bar en la pantalla, mientras un muy nervioso Elton John sale por primera vez a enfrentar al público norteamericano. De este lado de la pantalla, la sala también está a reventar de gente, todos llevamos un buen rato viendo a Taron Egerton encarnar a una de las estrellas más importantes del pop británico y global.

La escena continúa. Elton se aproxima al piano y comienza a destrozar el lugar con «Crocodile Rock». En el antro de la película, la gente grita y aúlla; en las butacas del cine, puedo ver a la muchos meciendo la cabeza, acomodándose en el asiento para apaciguar las ganas de bailar, llevando el ritmo, sonriendo y a no pocos, cantando. De repente, hay una especie de pausa en la escena, mientras Elton John comienza a flotar por encima del teclado. Su público, también es presa del hechizo y sus pies se elevan, levitan todos juntos a varios metros sobre el suelo del bar y puedo jurar, que si este lado de la realidad no estuviera tan amarrado a las leyes físicas nosotros, los del cine, estaríamos igual. Así de involucrada estaba la audiencia con Rocketman.

Salgamos de lo obvio, la película del director Dexter Fletcher ha sido comparada con «Bohemian Rhapsody» desde el inicio. Obvio, es un biopic de un músico icónico del Reino Unido, aderezado con temas referentes a drogas, soledad, sexo, identidad sexual…y por si fuera poco, dirigidos ambos por la misma persona! (Recordemos que la Rapsodia, estaba a cargo de Brian Singer, hasta que éste fue despedido por malos tratos a los actores y ausencias injustificadas al trabajo; fue entonces que llamaron a Fletcher a recoger el desorden y realizarla, a pesar de que los créditos formales aún señalen a Singer como responsable). Creo que hasta ahí llegan las comparaciones. Rocketman, apararte de seguir la estructura de un musical, es una fantasía surrealista, en donde igual hay, desde secuencias de canto bajo el agua, como las del público flotante que ya les describí.

Taron Egerton como Elton John

El peso de la película recae, como se imaginarán, sobre Taron Egerton. El inglés de 29 años se eleva, después de esto, a otra categoría de actor. Si bien es cierto ya sabíamos que podía cantar, luego de su participación en «Sing», en Rocketman, logra replicar la enorme personalidad pública de Elton John pero, al mismo tiempo, entrega con éxito las sutilezas de una persona sumida en una gran soledad, sin mayor compañía que sus sueños y su talento. Egerton ya había tenido tiempo de familiarizarse con su personaje. No sólo había interpretado ya «I’m Still Standing» (nuevamente, en Sing), sino que el mismo Elton John tuvo una participación en la segunda parte de Kingsmen junto a él. Sea como sea, luego de este trabajo, esperen ver a Taron siendo considerado para papeles mucho más demandantes.

Rocketman, no se aleja de las situaciones de uso, exceso, abuso o descubrimiento sexual. Eso sí, tampoco se lanza a morder el anzuelo del morbo como estrategia para lograr la atención de unos cuantos; cada escena parece tener su lugar, sin sobrantes de ningún tipo.

Ahora ¿Qué tanto refleja la vida real de Elton John? Eso sólo él lo sabrá pues, así como con Rapsodia Bohemia, los protagonistas de la historia real, son los productores de la ficticia. Sin embargo, Elton parece estar más decidido a hacer un close up a sus demonios, que sus colegas de Queen. La película no escatima en escenas de dolor, soledad y, aunque no hace nada que pueda resultar escandaloso en este siglo 21, no le deja duda a la imaginacón sobre la clase de excesos a los que está expuesto una persona de fama mundial.

El diseño de producción es fastuoso, como el mismo Elton en escena. Los amantes del minimalismo nunca se sentirán tan fuera de lugar, como en este reino de plumas, luces, escarcha y movimiento. Vestuario y coreografías son ambiciosos, bailando al filo de la navaja, entre lo kitch y lo pop, pero salen bien librados, nuevamente, como Elton. ¿Quien más puede ser tomado en serio como músico, al salir al escenario vestido como pollo galáctico?

Vayan a ver Rocketman, hay grandes posibilidades de que salgan del cine inspirados, pensando en los altibajos de una vida dedicada a balancear las apariencias y su agresivo peaje sobre el espíritu de cualquiera, con la búsqueda de la identidad y de nuestro lugar en el mundo. Quien sabe, quizás hasta se despidan del cine caminando sobre el aire.

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