Daily Cameo RESEÑAS

Los Oscar: El arte de querer caerle bien a todo el mundo y entregar premios en el intento.

Al momento de escribir esto, han pasado si acaso un par de horas luego del final de la ceremonia y, como era de esperarse, las redes sociales arden con todo, desde felicitaciones hasta insultos para una premiación que, sin importar lo que se le haga, no puede alejarse del juego político y social que chorrea en cada uno de sus minutos al aire.

Debe ser complicado ser el tío Oscar, ese que llega cada año a una casa llena de niños actores que le dicen que se portaron excelentemente bien en el set de filmación, que se aprendieron las líneas, que llevan años mereciendo una estatuilla y no se las han dado, que tienen un discurso político al que es prudente ( o trendy) poner atención o bien, que modificaron su cuerpo para renunciar momentáneamente a su belleza hollywoodense y fusionarse con el personaje.

Sí, debe ser complicado ser el tío Oscar. Sobre todo por que el planeta entero está poniendo atención para ver a cuáles de los niños les deja el regalo de una estatuilla dorada con la cual cambiar su nombre para siempre, poniendo el «Academy Award Winner» por delante a partir de ahora, cada vez que se les incluya en el trailer de alguna producción.

El tío Oscar sabe que, haga lo que haga, no podrá complacer a todo el mundo. Lo que todos tenemos bien claro, es que es una entrega de premios sobre cine, en la que no importa qué tan merecido sea el galardón, alguien va a pretender leer entre líneas para «saber» si éste se dió por que de verdad se merecía, o por alguna razón que nada tiene que ver con calidad cinematográfica.

Al momento de escribir esto, han pasado si acaso un par de horas luego del final de la ceremonia y, como era de esperarse, las redes sociales arden con todo, desde felicitaciones hasta insultos para una premiación que, sin importar lo que se le haga, no puede alejarse del juego político y social que chorrea en cada uno de sus minutos al aire. La verdad, es inevitable, esperable y hasta lógico eso del flirteo del arte y la política.

Queda en ustedes estar en desacuerdo o no con lo que se vio, u obviarlo y convencerse de que sólo son premios al mérito de hacer cine. Sin una clara ganadora que arrasara la premiación, ni un maestro de ceremonias que le diera su toque personal, el Tío Oscar parece haber optado por darle un poco de lo suyo a cada uno de los niños. Estos fueron los resultados de los Premios de la Academia número 91.

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